Mi caballero ayuda a su amigo con la mudanza… ¡y por escalera! es un angelito… y
seguro que es muy fuerte… sí, sí… Levantó la valija de aquella señora con tanta
facilidad… Obviamente con unos brazos bien formados. Me acuerdo de su camisa
arrugada…
- ¡Uy,
nena! ¿En qué planeta estás? Claramente mejor porque ya estás en la luna… No
quiero ni saber en qué estás pensando… ¿Caminamos un poco? Ludovic nos acompaña.
- Sí,
estoy mej…¿Ludovic?
- María… Ludovic… El único que te quiso salvar de morir…
claro que no sabía que era de risa.
- Bonjour.
Ah,
es francés. Ahora entiendo.
-Bueno, caminemos.
Ludovic es de Versailles, cuna de la Revolución Francesa al sur-oeste de París. Está en Berlín visitando a un amigo. Anoche
salieron hasta bien tarde y su amigo sigue durmiendo. Por como mira a Simona estará agradeciéndo al dios del sol toda
la semana por no haberlo dejado dormir.
Damos unas
vueltas por el mercado mientras mi querida italiana le cuenta historias de
Berlín. Le sugiere los top-hits para ver en un fin de semana y claro, sus
desinteresados servicios como guía amateur.
-¡C’est très
intéressant! Parece que un fin de semana
no me va a alcanzar. Tendré que volver. Además, es una ciudad muy amigable… quiero
decir…
-Sí, todos dicen
lo mismo. Todavía seguimos acá, ¿no? Es
una ciudad que no te ataca. Berlín te deja ser…