Ella camina apresurada por el
andén cuando ese rayo de sol se escapa de una nube. El envión no la
deja frenar a tiempo, justo en el momento en el que pasa frente a una puerta
del tren que acaba de llegar.
Alguien salta de ese tren mirando
exactamente para el lado opuesto al que nuestra enceguecida amiga viene.
Y todo resulta en una escena en
cámara lenta: ella cierra sus ojos al contacto con ese rayo de sol fugado... mientras su paso sigue la inercia impulsada por el peso de su cartera, su
mochila y la valija con rueditas… aterrizando su nariz en el botón de una
camisa blanca que él hoy no planchó.
La física apura el movimiento de
su mano a su nariz y una de él a un abrazo que recibirá de latigazo la cartera
llena-llena que ella tiene cruzada…
Dos potencias se topan en el aire
del andén.. y sus miradas suspiran mientras el tiempo se detiene en
ese andén.
¿Quién soy? ¿Cómo me llamo? ¿De
dónde vengo?
-Chicos que todos queremos subir
al tren, se saludan después…
-Que los demás tienen que salir
para que subamos…
-Vamos, vamos que nos bloquean el
paso…
-Querido, me ayudarías por favor
con mi valija…?
Y siento como el botón se va
alejando… ¡botón volvé!
El caballero volador otra vez en
cámara lenta desenvuelve su abrazo, retrocede un paso sin dejar de mirarme, me
sonríe y… se da vuelta para ayudar a la señora mayor que no podía bajar su
equipaje…
-hm, sí, claro… la ayudo, como
no…
Y el botón aún más chiquitito al
acompañar a la señora y su valija lejos de los que quieren subir…
-Vamos querida, que el tren no
espera – una mujer desde atrás.
Esta vez, otra inercia me lleva
como en trencito de carnaval carioca a subir al tren…
Empiezo a odiar la física.
Entro cabizbaja al compartimento
donde solo se encuentra otra señora mayor… hoy son mi karma parece.
Mis ojos recrean el reciente
vuelo.
Quizás esté viendo demasiadas
comedias románticas… o demasiadas series con asesinos seriales y en realidad necesite más
comedias románticas.
Concluyo que amo las resolanas y
la física. Así sonrío de nuevo.
Puedo reconocer que volví a ser
yo, que me llamo María y que vengo del planeta tierra.
Como siempre el humor me salvará.
-Querida, querida… disculpame,
¿te podrías fijar..? parece que alguien se olvidó el celular.. yo no entiendo
de esas cosas.
Hoy son todas damiselas en apuros.
-Claro señora, lo llevo a objetos
perdidos en cuanto lleguemos a Berlín
-Sos un angelito. Hoy día la
gente está muy apegada a esos aparatos..
Y sonríe como abuelita de
cuento.
Dejo el teléfono en la cartera y
saco el mío… ¿a ver como musicalizo este momento…? ópera, no, ¡opereta!… la
vida es una opereta… auriculares y me sumerjo en ese antiguo mundo musical…
pero por poco tiempo..
-Disculpame que te moleste de
nuevo… es que el teléfono… ¡suena!
Ah… el otro. Lo miro fijo para ver como
atender.
-¿Hola?
-Buenas tardes.. qué bien, usted
o digo.. ¿vos? Encontraste mi teléfono..
-Sí, sí. No te preocupes. Estaba
en el tren. En cuanto llegue a Berlín lo dejo en la oficina de Objetos
Perdidos. ¿Te parece?
-No.. no… mejor no -dice con una
voz mas melancólica que autoritaria -Mañana vuelvo a Berlín, prefiero si no te
molesta, buscarlo donde me digas… ¿en un café? Sé que suena raro, pero hoy el
apuro en el andén me robó una sonrisa… no quiero que me pase de nuevo.
Se le iluminan los ojos, vuelve a
respirar… y responde:
-Un café y una sonrisa entonces.
-En serio?
-Hasta mañana.
‘Bendita Nube’
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