El primer
recuerdo que tengo de Berlín como palabra, es como muchos chicos argentinos,
jugando a la escondida…
‘El último se va
a Berlín!’
Berlín sonaba entonces
como un lugar muy muy lejos. Quizás en alguna montaña de algún país de algún
reino con una lengua muy extraña…Como cuando en un cuento de hadas se refieren
a ‘un lugar muy pero muy lejano...’
El segundo
recuerdo es por una película. Y en casa las películas se miraban, se analizaban,
se digerían.
Era chiquita,
todavía en la escuela primaria y una de esas películas de sábado a la tarde
mostraba como unas personas trataban de escapar de una ciudad. Habían hecho un túnel dentro de una casa,
todo muy escondido de la policía que vigilaba cada movimiento de los ciudadanos de ese país. Recuerdo que
me dio una mezcla de tristeza y miedo. Y
no entendía por qué pasaba.
Y le pregunté a mamá…
- Es
que la gente de ese ciudad que se llama Berlín no puede ir a donde quiere.
- No entiendo
- El gobierno
de ese país no los deja salir
- ¿Cómo
que no pueden salir? ¿Y cómo van a hacer para que no salgan? Eso no se puede…
- Bueno,
construyeron una pared muy alta alrededor de la ciudad para que no se escapen.
Se llama ‘el muro de Berlín’